miércoles, febrero 22, 2006

Abu-Rami es, como lo indica su nombre, el padre de Rami. Tambien es padre de Rania, Rana y Tabek. Pero aunque Rania y Rana son las mayores, Rami (15 anios) es el primer varon, por lo que, obviamente, correspondia que Faradj pasara a llamarse Abu-Rami, y no -pongamos una loca hipotesis- Abu-Rania. Tambien la mama paso a llamarse Umm-Rami, pero no me atrevi a preguntarle a Abu-Rami el nombre de nacimiento de ella, uno no sabe como comportarse en esas situaciones, entonces opta por el mutismo.

Sabado en Jerusalen, nulo movimiento en la ciudad, extremo movimiento turistico en la Ciudad Vieja. La idea era ir a comer humus con Leo e Iftaj, pero camino al bar, en medio de esa feria atestada de productos y de gente, nos encontramos con Abu-Rami: limpiador del museo del Holocausto Iad Vashem, y por lo tanto, companiero de trabajo de mis dos anfitriones. Abu-Rami nos invito a tomar cafe a la casa, ubicada en el barrio Siluan, en Jerusalen Oriental, donde, segun Leo, viven "tirapiedras de verdad".

Luego de un si-no, encaramos hacia el auto de Iftaj y, beigel en mano y en boca, encaramos pa' las colinas. Estabamos por llegar cuando un jeep de la Policia Militar aparecio detras nuestro e hizo sonar por un segundo su sirena, como si fuera una bocina. Uy, no!, dijeron Leo y Abu-Rami a destiempo. El jeep paso por el costado y siguio colina abajo.

La civilizacion habia terminado, aunque nos encontraramos en la misma ciudad, aunque hubiesemos viajado solo 10 minutos. El camino era de balastro, y estaba a la vuelta de las mejores calzadas del Primer Mundo. Luego de una vueltita y una subidita, llegamos. Donde Abu-Rami senialo y dijo "ahi es mi casa" yo solo vi la pared de una montania. Pero caminamos unos metros y nos topamos con unas escaleras. En poco tiempo estabamos en la cima de la colina, con vista privilegiada (a unod dos o tres kilometros) del muro de seguridad, que en este caso separa arabes de arabes. Tambien desde el "jardin" de Abu-Rami se ven otras colinas con otros barrios y, justo enfrente, una colina vacia, totalmente verde, por la que bajan los ninios de regreso de la escuela.

Pero antes de llegar al jardin tuvimos que entrar. Tras pasar por el zaguan rodeado de sillas de plastico, pasamos al living. Ya sentado, pude adivinar a la mujer de Abu-Rami, alla en la cocina. Pero el dia estaba lindo, y el anfitrion invito salir al patio.

Todo se mantuvo en un tono ceremonial, de respeto, de amistad lejana, desconocida. A Umm-Rami la mire de reojo, movi apenas la cabeza para saludarla, pero Leo e Iftaj la saludaron directamente con un "hola".

La casa, repleta de fotografias familiares y las paredes tapizadas con un decorado oriental que deja ver lo pobre de la edificacion por todos lados. Por aqui una lona que simula ladrillos, por alla bloques grises y verdaderos...

No puedo esconder la molestia que me provoco ver como Tabek, de 13 anios, era el encargado de servir. Primero limpio las sillas. Luego trajo la bandeja con las tazas y la jarra y sirvio el te. Una vez que terminamos el te vino el cafe, tambien de manos del ninio. De nuevo: ceremonia.

Iftaj, que desde que lo conoci horas antes se habia mostrado callado y levemente timido, empezo a descargar una bateria de preguntas. Y de que trabajabas antes, y cuantos hijos tenes, etcetera. Iftaj no sabia de su companiero de trabajo mas que se llamaba Abu-Rami y que era arabe. Tambien demostro una ignorancia absoluta sobre la zona, un barrio mas de la ciudad en la que nacio y en la que vive desde hace 38 anios. Como si yo no hubiera estado nunca en la Ciudad Vieja de Montevideo.

Abu-Rami esta ansioso porque Tabek (recuerdo: 13 anios) se case lo mas pronto posible. Segun el, el propio ninio se lo dice de noche: "me tengo que casar, me tengo que casar". "Y como hacen: ustedes eligen o simplemente los padres los unen?", pregunto Iftaj cuando la cosa ya habia entrado en relativa confianza, y ya con Abet, el cuniado de Abu-Rami, en la conversacion. "Primero van la madre y la abuela a elegir a la chica, y si les parece que es util, el chico puede visitarla. "Y que pasa si no te gusta?". "Y bueno, no te casas". "Y si no le gustas". "Tampoco te casas; vos estas pensando como era hace 200 anios".

Iftaj continuo con el bombardeo: "Ustedes ahora en las elecciones tienen derecho a votar, no?". Abet respondio que si, pero la familia entera se dedica a ir "de casa al trabajo y del trabajo a casa". No quieren saber nada de politica, ni siquiera conocen a sus vecinos, nunca hablaron con ellos porque no les interesa meterse con nadie. El hecho de ser formalmente israelies no les da demasiadas ventajas: Abet tiene una hija en Ramala, a la que cada vez visita menos, porque antes el viaje le demandaba 15 minutos en su auto, y ahora debe esperar al menos una hora en el checkpoint del ejercito israeli. Su trabajo en la Intendencia de Jerusalen tampoco le sirve demasiado para conseguir demandas privadas. Descree de la utilidad de los "contactos" para convencer a las autoridades que construyan un camino en medio del cementerio que esta detras de su casa para que las ambulancias puedan entrar en auxilio de los muchos ancianos que viven en la zona. Cree, eso si, en el poder de la tradicion: "Una vez nos quisieron expropiar la tierra, pero no pudieron, porque tenemos los papeles de generaciones y generaciones propietarias de este predio".

Iftaj queria ir a casa de amigos a ver Liverpool-Chelsea o algo asi, y nosotros queriamos ir, de todas formas, al bar de humus. Abu-Rami, su cuniado y su sobrino -que, de habermelo cruzado en Siluan sin conocerlo, habria declarado mi propia muerte- se quejaron del fanatismo por el futbol y exaltaron la conversacion entre amigos, y reclamaron que nos quedaramos mas tiempo. No pudieron, pero lo aceptaron de buena gana.

"Iftaj, me sorprendio la cantidad de preguntas que tenias para hacerles", comente en el auto. "Vivimos en dos mundos completamente distintos. El tipo ya quiere que su hijo de 13 anios se case; yo tengo 38 y todavia ando en la joda".

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