domingo, diciembre 07, 2008

La paradójica y muy relativa suerte de los judíos del Gueto de Lodz

La paradójica y relativísima suerte de los judíos de Lodz tuvo su origen en la ambición personal de un oficial nazi con acceso directo a Hitler: Hans Biebow.



Biebow, a la derecha, con Chaim Rumkowski, presidente del Judenrat del Gueto de Lodz. Fuente de la imagen.

De acuerdo al criterio alemán, Lodz no pertenecía históricamente a la Warthegau. A diferencia de lo que sostiene A. Gruzinska, la región occidental de Polonia no fue anexada al III Reich porque viviera allí una minoría alemana, sino porque desde tiempos inmemoriales Alemania consideraba esa región como parte integral de la nación alemana; de hecho, fue uno de los territorios que perdió en la Primera Guerra Mundial.

Sin embargo, Biebow, gobernador del gueto de Lodz, influyó en el führer para mover el límite e incluir a Lodz dentro de la Warthegau (tal vez lo convenció con la idea de que allí residía una minoría alemana).

El punto es que Biebow le "arrebató" Lodz a Hans Frank, gobernador del Generalgouvernement, es decir, el territorio que Alemania ocupó pero no anexó (un tercer territorio, el del Este, fue ocupado por Rusia, ejecutando el pacto Ribentropp-Molotov).

La pregunta es ¿por qué? Pues porque Lodz era una próspera ciudad industrial, con una importante cantidad de obreros judíos. Debido a que contaba con unos cuantos caudalosos ríos, la ciudad se convirtió a principios de Siglo XX en una ciudad textil, sector industrial que necesitaba (desconozco si aún necesita) de gran cantidad de agua para producir. Biebow vio la oportunidad de enriquecerse, y fue el gestor central que galvanizó la entrada de inversionistas alemanes a la ciudad.

De hecho, de Lodz salieron todos los uniformes para el Ejército alemán, las S.S., la Gestapo e incluso ropa de moda para las vidrieras de Berlín. Conforme avanzaba la guerra, los alemanes fueron necesitando más municiones que uniformes, y la ciudad se transformó en proveedora de municiones.

Cuando digo ciudad me refiero al gueto, que era el núcleo duro de la producción: ¡el costo de la mano de obra era casi cero! Quien también vio una oportunidad fue Chaim Rumkowski, presidente del Judenrat del Gueto de Lodz, y también los propios habitantes del gueto. Pero la oportunidad que vieron, en este caso, fue la de sobrevivir. Y de hecho, esta oportunidad se dio: en un principio, el propio Hans Frank demoró la deportación de judíos de ese gueto a campos de exterminio en el Generalgouvernement, con el argumento de que estaba demasiado ocupado exterminando a los judíos del locales y que la llegada de un nuevo "cargamento" masivo le generaría un caos. Más adelante, cuando comenzaron las deportaciones, los habitantes del gueto de Lodz tuvieron una suerte de "protección", ya que la industria alemana los necesitaba como mano de obra esclava, y Biebow procuró extender la existencia del gueto (con sus esclavos dentro) el mayor tiempo posible. Se convirtió en el "gueto del trabajo", como lo llaman.

A pesar de que el destino de los judíos del gueto fue similar al de los judíos del resto de los guetos, la supervivencia fue levemente superior: 5%, comparado con el 2% a 3% del resto de los guetos.

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