miércoles, mayo 02, 2007

Por un camino finito

Cuanto más abajo, mejor. Cuanto más pobre, tanto mejor. Te vas hundiendo y no te quedan salidas, y no te quedan distracciones. Entonces sí, podés sumergirte feliz.

Cuanto más amargura, mejor, porque entonces estás obligado a ponerle el sabor. Cuanto más marrón, vas a apreciar mejor el oro del whisky, los colores que hay en cada pixel de cada letra.

Escapismo: el mejor de los ismos. El más humano, el más compañero. Si le das la espalda, es traición, automentira. Pero si le ves la cara, vas a ver que no era más que una víctima vilipendiada, una mano de amigo extendida y cubierta bajo la capa del éxito impiadoso. Si lo ves, entonces comprendés que tu escapismo no ocupa el lugar, ni lugar; está al costado. Ahora ya sos consciente, no más automentira.

Escapar. Despues del escape físico, el interno. La liberación mental. Un buda. Pueden tirar abajo todo, pero vos vas a seguir ahí en tu realidad paralela de medio metro por medio metro, encorvado, frente a la pantalla, y te dirás: hay vida mientras haya una fibra óptica de un milímetro de ancho que me de un túnel.

¿Cuál vida es mejor, la real o la imaginaria? Sin dudas, la imaginaria. Esa que llenás con los recuerdos idealizados por tu cabeza. Esa que ves a través de las letras. ¿Y por qué, entonces, negarla, dejarla en segundo plano, reconocerla única y exclusivamente como "imaginaria"? Paralelismo, esa es la posta. Vida virtual paralela. Vos, tu blog, el blog del bepi, el blog del perrito y alguno más que vichás por ahi. Alcanza, si tenés boludeces para hacer de por medio. Nada de mentiras: ninguna ciudad te puede colmar, toda ciudad, todo sitio, en definitiva, es lo mismo, todo lugar va a llegar a tragarte. Vos sos el que tiene que salir de entre las cenizas a proclamar su yo, a celebrar sus confusiones, a hundirse en el mundo paralelo.

Y vomitarás...

2 comentarios:

O bepi dijo...

Excelente,Ontono. Las letras, que uno escribe o lee, siempre funcionan como un escape de la vida real.Un vómito, es eso. Un vómito de la eterna resaca emocional.

Adrián Singer dijo...

Colores, colores y mas colores.