lunes, agosto 21, 2006

La velocidad de la transpiracion

Salimos de Jerusalen a las 19.30. Destino: Mar Muerto. Ibamos a acampar, y al otro dia cruzariamos la ruta para empezar una caminata de tres horas entre las montanias del Desierto de Judea, andando la mayor parte del tiempo sobre los dos centimetros de altura del rio que corre por el medio y parando en una catarata principal y, luego, una piscina natural. Agua fria en un ambiente de 42 grados.

Nos habiamos empezado a preparar desde el mediodia. Mientras mirabamos lucha libre, yo arme nueve porros con mi limitadisima capacidad motriz. Michel habia preparado los sanguches, el agua y los sombreros con cuellito. Dormimos una siesta y arrancamos.

La ruta de salida de Jerusalen es muy buena, super ancha y siempre casi vacia. Muy rapida, con unas estructuras de hormigon gigantes a los costados. El primer porro se encendio al cruzar "el puente". Y el primer error de Michel al volante, inmediatamente despues. Se metio en Maale Adumim, asentamiento judio en territorio palestino, contiguo a Jerusalen. Freno en la entrada de la ciudad ante la soldado armadisima y divina, y con total naturalidad le dijo que habia cometido un error y que queria salir para el Mar Muerto, ante lo cual esta respondio con las indicaciones del caso. Tenes chapa amarilla (israeli), hablas bien el hebreo, tenes cara de sefaradi pero sos judio. Todo bien.

Retomamos el camino y el porro ya habia hecho su efecto mas contundente. Sin darnos cuenta como, de repente estabamos en una carretera angosta y sin luces a los costados. Seguimos charlando como si nada. En un momento, Michel descubre que todas las chapas de los coches que nos pasan o se nos cruzan son verdes, o sea, son palestinos. "Donde estamos?", pregunta Michel, que hace cinco anios vive en la capital. "La concha de la madre, donde carajo estamos!?". Cerca de ahi, muy cerca de ahi, dos soldados se perdieron en su camioneta militar hace algunos anios y terminaron linchados en Ramallah.

Silencio. Los coches seguian pasandonos y seguian cruzandonos. El sentido del sionismo -sobre el cual veniamos deliberando- ya no nos interesaba. El tema era salir de ahi. Lo unico que podia hacer Michel era seguir conduciendo. Con un elastico en mi pecho intente tranquilizarlo, decirle que ta too bien, loco, no te quemes, tamo bien tamo bien.

La oscuridad era cada vez mas densa y la velocidad de los autos mayor. Yo queria que bajara la velocidad, pero tenia claro que era mas peligroso hacerlo que seguir rapido. Finalmente vimos el cartel con letras en hebreo que indicaba que si, que estabamos en buen camino.

Fueron cinco minutos de transpiracion. Encendimos otro porro.

8 comentarios:

El perrito que reia dijo...

loco, si yo hubiera estado ahi seguro que chocamos!
abrazo

El perrito que reia dijo...

ah, y en esta vida, no todod lo que reluce es porro

O bepi dijo...

Yo suelo jugar a encender porros en situaciones comprometidas
-GRAVE ERROR-
Pero después disfrutás el doble.

Adrián Singer dijo...

Tengo en la cabeza la imagen del Perrito desesperado con convulsiones, entre el cinto de seguridad y el asiento.

El perrito que reia dijo...

Vo, te acordás del taxi en Jerusalem, después de filmar en el monte de los olivos??? que el hijo de puta nos llevó por la parte árabe de la ciudad. Fueron 2 minutos, pero perder la referencia de dónde estás no está ni ahí, por un momento me sentí en Irán, y eso que nunca estuve!

Anónimo dijo...

El perrito que reia said...
ah, y en esta vida, no todod lo que reluce es porro

QUE RAZON QUE TIENE!!!
basta de la apologia del estupefaciente...

Anónimo dijo...

no sé... no sé si es taaaaaaaaan así... no sé si el escritor encendió un porro durante la travesía, no sé si ese tal perrito no es un narco disfrazado de grandanés, no sé si en israel hay tanta guerra como dicen... no sé si todo es lo que es o tan sólo àrece serlo

Anónimo dijo...

Y? QUE PASA CON ESTE BLOG CHE???? HACE DIAS Q ENTRO Y SIGUE ESTANDO EL MISMO TEXTO. MEDIA PILA PAJARÓN Y RENOVATE EL BLOG BOLUDO!