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(Actualización 2: Hoy Avi Issacharoff sostiene en Haaretz que Hamás quiso enviar el mensaje a Obama de que el grupo no puede ser dejado fuera de las negociaciones y los acuerdos. Es un punto interesante y suena súper lógico. Para los que lean en hebreo, link al artículo al final del post)
Hace un par de horas, un comando palestino (aún no se sabe si de Hamás, Fatah u otro grupo) disparó contra cuatro personas en un cruce de rutas en la colonia Kiryat Arba, al sur de Hebrón, en Cisjordania. Los cuatro colonos murieron: una mujer embarazada y su pareja, y dos chicos a los que levantaron haciendo dedo.
Este hecho demuestra que me equivoqué al titular mi último post Cumbre de Washington: reapertura de la nada (link al final de la nota), porque un día antes de la Cumbre sí se reabrió: la violencia.
En esta zona del mundo donde se vive en conflicto desde hace más de 100 años, las acciones de los humanos parecen estar preescritas por "el guionista de Dios", como dice Darwin Desbocatti. Y es que cada vez que hay algún indicio de acercamiento de las partes (por más falso y destinado al fracaso que sea, como es el caso), en ese guión hay: provocación israelí - ataques palestinos - represalia israelí.
Quizás ustedes no se hayan enterado, pero los últimos días los medios de comunicación israelíes informaron tímidamente de una ola de arrestos en Cisjordania. Los soldados entraron en las mezquitas en medio del rezo y se llevaron a los líderes en medio de sus discursos o sermones. Esto, además de los arrestos en casas, en la calle, etc.
Por si fuera poco, el gobierno de Israel profundizó su provocación al amenazar, en los hechos, con volver a construir en las colonias de la ocupación. La forma fue la negativa de Netanyahu a aceptar una prolongación del congelamiento de las construcciones por otros 10 meses.
La respuesta de Abu Mazen había sido responsabilizar a Israel del fracaso de las negociaciones si se reiniciaba la construcción. En definitiva, los líderes iban a la cumbre con el aire caldeado y sin mostrar ninguna voluntad de ceder, que es para lo que existen las negociaciones de paz.
La situación empeoró, a mi juicio, con este ataque. No me molesta moralmente el uso de la violencia por parte de los movimientos de liberación nacional. Creo que es un medio legítimo que ha demostrado ser efectivo en muchos casos a lo largo de la historia. Pero creo que en este caso el grupo palestino que llevó a cabo el ataque le erró. Es un error táctico: ahora las negociaciones no sólo no darán resultado, sino que el pueblo palestino tendrá que sufrir el peso de la bota militar israelí.
El pueblo palestino ha demostrado gran entereza frente a estas situaciones, pero ¿para qué ponerlo otra vez en esa situación sin obtener ningún rédito político a cambio? O más exactamente, hay un rédito político: se fortalecen los extremistas de ambos lados, y eso no me gusta.
A nivel del día a día, la situación de desplazamiento en los territorios había mejorado levemente los últimos tiempos, pero ahora seguramente volverán los cientos de puntos de chequeo, las patrullas, los arrestos, los asesinatos sin juicio previo y todo lo que ya sabemos.
Una vez más, se reabre el libreto de todo lo que ya conocemos sobre el conflicto palestino-israelí.
¿Ustedes qué opinan?
Link 1: Cumbre de Washington: reapertura de la nada
Link 2: Columna de Avi Issacharoff
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