domingo, julio 05, 2009

Pánico de polluelo


Soy periodista y tengo experiencia. Soy estudiante de maestría en teoría de cine y he tomado un poquito de experiencia en la escritura de monografías sobre distintas películas o movimientos cinematográficos. Sin embargo, por algún motivo me cuesta unir esas dos caras. Se supone que el objetivo, desde un principio, era alcanzar lo que no pude alcanzar con la mera práctica del periodismo del día a día: escribir sobre cine. Pero me cuesta arrancar. No tengo escenario para hacerlo. No me puedo llamar crítico ni soy escritor a destajo en ningún medio reconocido. No tengo contactos.

Tengo un blog. Este blog, súper humilde, creo que lo leo sólo yo. A lo sumo también mis supuestos cuatro lectores suscritos por RSS (no me pueden acusar de falsa modestia cuando lo califico de humilde). Así y todo, tenía intenciones de empezar hoy, hoy, a amigarme conmigo mismo. Comenzar, desde este mínimo proscenio, a hacer crítica.

Así que como ayer fui a ver "Los abrazos rotos", de Pedro Almodóvar, pensé que sería buena ocasión hacerlo. Sin embargo, cuando hago análisis de películas en mis monografías, la cosa es tan distinta... La preparación de una monografía me otorga muchísimo más tiempo. Veo las películas no menos de cuatro o cinco veces, leo teoría durante semanas, y recién sobre el final me pongo a escribir. Evidentemente, ésa no es la rutina del crítico. Y lo digo como periodista con siete años de trabajo en una redacción de diario.

Por cuestiones del autodestino, me re-encuentro como los estudiantes de todas las carreras: con pánico hacia el mundo real. Empecé a ejercer el periodismo un mes antes de comenzar a estudiar Periodismo, así que nunca viví ese pánico. Y ahora, en medio de mis estudios de grado, lo siento por primera vez. Estoy en medio de mi maestría, a la que entré para mejorar mi posición dentro del mundo del periodismo. Ya saben, un "especializado", en este caso en cine, mi otra pasión. Claro que para mejorar esa posición tuve que salirme del ejercicio del periodismo. Y aquí me encuentro ahora, fuera del circuito, escribiendo monografías súper intelectualizadas para un lector y no articulitos apasionados para muchos. Y tratando de romper el hielo para empezar a criticar desde Cyblioteca.

Quería escribir sobre "Los abrazos partidos", pero terminé escribiendo sobre mis propias cavilaciones vocacionales.

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