Permítaseme que vuelva a fantasear con las ideas vinculadas a la manipulación de la vida humana a través de la genética, pero La Vanguardia no da tregua.
Hoy leí la entrevista que le hicieron al gerontólogo Aubrey de Grey, en la que habla de los beneficios de reconvertir las células especializadas en células madre, es decir, el retroceso hacia la juventud.
En este post y en este otro comenté artículos de LV en la materia. La versión que De Grey expone es más moderada: aquí no podemos volar con la idea de la inmortalidad, y el especialista tampoco nos abre la puerta de la juventud eterna. Se limita a hablar de la cura de enfermedades y de "hacer retroceder" la vejez.
La pregunta de rigor que se plantea (y que le habría preguntado de haber sido el entrevistador) es: ¿el retroceso de la célula especializada a su estado de célula madre es de única vez o puede repetirse? Y si puede repetirse, ¿existe un número limitado de veces o podría hacerse indefinidamente? Y como ustedes son muy inteligentes, ya se habrán dado cuenta: intento llegar a la idea de la inmortalidad. Es que el asunto está de fondo de manera inocultable. Si se puede "restartear" las células, ¿a cuántos pasos estaríamos del "restart" ilimitado?
Más allá de todo, creo que la aparición reiterada y cada vez más concentrada de entrevistas de este tipo en un medio no especializado en la temática evidencia que lo que los propios entrevistados profetizan ("estamos muy cerca de...") es cierto: hay algo allí escondido -y no tanto- en los laboratorios del mundo que dentro de poco nos dejará pasmados.
El siguiente elemento que arroja la lógica es que cuando haya realmente algo grande ahí -si es que no lo hay ya- probablemente algunos con mucho poder y muy fuertes intereses querrán ocultarlo o, por lo menos, frenar las investigaciones, como pasa con la vacuna contra el sida.
En ese caso, y para ir más allá de la protesta, propongo que se cree algún sistema, algún modelo, que permita en un principio que, digamos, hacerse una reconversión de células sea a la vez democrático y rentable. Que los especialistas en la materia encuentren una fórmula para calmar la ansiedad de las fieras (se me vienen a la cabeza, por ejemplo, las corporaciones médicas y farmacológicas). Claro que el objetivo final es que después, en un estado avanzado de la cosa, el acceso al tratamiento sea libre, gratuito y autorregulado, en el marco de una sociedad anarquista, y justa.
Si alguien allí tiene alguna idea, que la tire para el debate.
Hoy leí la entrevista que le hicieron al gerontólogo Aubrey de Grey, en la que habla de los beneficios de reconvertir las células especializadas en células madre, es decir, el retroceso hacia la juventud.
En este post y en este otro comenté artículos de LV en la materia. La versión que De Grey expone es más moderada: aquí no podemos volar con la idea de la inmortalidad, y el especialista tampoco nos abre la puerta de la juventud eterna. Se limita a hablar de la cura de enfermedades y de "hacer retroceder" la vejez.
La pregunta de rigor que se plantea (y que le habría preguntado de haber sido el entrevistador) es: ¿el retroceso de la célula especializada a su estado de célula madre es de única vez o puede repetirse? Y si puede repetirse, ¿existe un número limitado de veces o podría hacerse indefinidamente? Y como ustedes son muy inteligentes, ya se habrán dado cuenta: intento llegar a la idea de la inmortalidad. Es que el asunto está de fondo de manera inocultable. Si se puede "restartear" las células, ¿a cuántos pasos estaríamos del "restart" ilimitado?
Más allá de todo, creo que la aparición reiterada y cada vez más concentrada de entrevistas de este tipo en un medio no especializado en la temática evidencia que lo que los propios entrevistados profetizan ("estamos muy cerca de...") es cierto: hay algo allí escondido -y no tanto- en los laboratorios del mundo que dentro de poco nos dejará pasmados.
El siguiente elemento que arroja la lógica es que cuando haya realmente algo grande ahí -si es que no lo hay ya- probablemente algunos con mucho poder y muy fuertes intereses querrán ocultarlo o, por lo menos, frenar las investigaciones, como pasa con la vacuna contra el sida.
En ese caso, y para ir más allá de la protesta, propongo que se cree algún sistema, algún modelo, que permita en un principio que, digamos, hacerse una reconversión de células sea a la vez democrático y rentable. Que los especialistas en la materia encuentren una fórmula para calmar la ansiedad de las fieras (se me vienen a la cabeza, por ejemplo, las corporaciones médicas y farmacológicas). Claro que el objetivo final es que después, en un estado avanzado de la cosa, el acceso al tratamiento sea libre, gratuito y autorregulado, en el marco de una sociedad anarquista, y justa.
Si alguien allí tiene alguna idea, que la tire para el debate.