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Hay historias humanas que la Historia suele olvidar. Lo que ocurrió este domingo a la noche en Cisjordania es una de ellas.
Un matrimonio colono conducía en su coche por los territorios disputados y recibieron un tiroteo de milicianos palestinos. El hecho ocurrió al sur del Monte Hebrón, la misma zona donde hace un par de semanas perdieron la vida cuatro israelíes (una de ellas embarazada), también en un ataque con arma de fuego.
Esta vez, la suerte de Neta y Sharon Tzuker fue distinta, radicalmente distinta. Neta llevaba en su vientre un niño que esperaba dar a luz hoy martes, cuando recibió el disparo en su pierna. Sharon, al volante, no detuvo el coche a pesar del balazo, hasta que llegó hasta el checkpoint y avisó de lo ocurrido. Según contó a la prensa después, cuando se dio cuenta de que no valía la pena esperar a la ambulancia, reemprendió camino, esta vez hacia el hospital.
La mujer fue atendida de inmediato, se le hizo una cesárea y el niño nació, poco menos de dos días antes de lo previsto. "No pensaba traer un niño al mundo de esta manera", comentó Sharon después. El niño, obviamente, ya es estrella de noticieros.
El atentado fue la noche anterior al fin del congelamiento de la construcción judía en Cisjordania, la cual, ya reanudada, todavía pone en peligro las negociaciones entre israelíes y palestinos. Por esta coincidencia no casual, dejo a discreción del ingenio del lector todas las asociaciones simbólicas del caso.
Nota aparte: uno de los motivos por los cuales la construcción de las colonias judías aún no se reanudó con toda su fuerza es que, debido a la festividad judía de Succot (que rememora las viviendas precarias de los judíos que salieron de Egipto con Moisés), el mercado de la construcción no está recibiendo a sus muchos obreros palestinos, que son quienes construyen las casas de los colonos judíos.