"... entonces se le ocurrió la gran idea, y tres años después X es la página más visitada del país". ¿No estás cansado de leer esto? Yo sí. Más que cansado, estoy re podrido. La gota que colmó el vaso fue este artículo de El País. No voy a caer en la típica "parece tan fácil" porque no lo parece. Pero sí me hago esta pregunta: ¿Por qué nos cuentan estas "historias de éxito"?
Hace unas semanas Andy Kusnetzoff pidió a sus oyentes que llamaran al programa para contar sus historias de emprendimientos comerciales fracasados. ¡Y estuvo buenísimo! Estuvo buenísimo porque fue la contra absoluta de esta tendencia de los medios de contar historias de éxito, y me permitió -al menos a mí- poner los pies sobre la tierra y mirar la realidad a los ojos.
Y voy a hacer un intento de contestar a la pregunta del primer párrafo. Creo que la tendencia está estrechamente asociada al exitismo del capitalismo post-industrial. Antes, el abuelo le decía al nieto: "yo empecé con un caramelo y mirá ahora la fábrica que tengo". Hoy todo está mediado, y la idea de tener una fábrica física es ridícula. Pero la idea de "tener éxito" sigue intacta: empezar con nada y llegar a ser un empresario exitoso.
Al igual que confesó Andy en su programa, me considero una persona sin ideas de negocio. Mi mente simplemente no está formateada para eso. No se me ocurren ideas. Si se me ocurre alguna es para descubrir, cinco minutos después, que ya fue implementada por otro. Confieso que toda esta locura de buscar ideas de negocio empezó con la presión de mi novia, que me insistía -me insiste- que hay que ser independiente para no sufrir del desempleo ni el estar a merced de un jefe que te deje ir de vacaciones o de viaje o ambas. Que hay que tener dinero, mucho dinero, para tener hijos. Hay que tener camioneta y empleada doméstica. Si no, no se puede. Y en parte tiene razón. No quiero ser un dependiente toda mi vida.
Tengo 29 años y lo único que hice en mi vida adulta fue trabajar de periodista y estudiar en la universidad. No he dado ningún paso hacia la "independencia financiera". Entonces, en este clima exitista, ¿qué nos queda a nosotros, los que tenemos las bombillas apagadas? ¿Quedamos fuera de la fiesta? ¿Será verdad que es imposible ser feliz si no sos independiente? La verdad es que esta situación me pone tenso, me alarma, me hace verme al borde de un abismo: nunca se me ocurrirá nada y siempre seré dependiente e infeliz.
Otra cosa más. Creo que la ideología neoliberal postindustrial tiene necesidad de contarnos historias de éxito porque, justamente, cada vez son más excepcionales. Así como nos dicen explícitamente que con una computadora y tus ideas te podés comer el mundo, también nos dicen, implícitamente, que cada vez es más difícil "llegar". Vaya, si no hay demasiado que descifrar: ¿cuántos "emprendedores" del Tercer Mundo conocen? ¿Cuántos millonarios de internet andan por ahí que no hayan nacido en Estados Unidos? ¿No es demasiada casualidad que casi todas las "historias de éxito" de las que leemos ocurran en el Primer Mundo? No sé, capaz que soy un looser, o capaz que vivo en un mundo cruel y voraz...
Hace unas semanas Andy Kusnetzoff pidió a sus oyentes que llamaran al programa para contar sus historias de emprendimientos comerciales fracasados. ¡Y estuvo buenísimo! Estuvo buenísimo porque fue la contra absoluta de esta tendencia de los medios de contar historias de éxito, y me permitió -al menos a mí- poner los pies sobre la tierra y mirar la realidad a los ojos.
Y voy a hacer un intento de contestar a la pregunta del primer párrafo. Creo que la tendencia está estrechamente asociada al exitismo del capitalismo post-industrial. Antes, el abuelo le decía al nieto: "yo empecé con un caramelo y mirá ahora la fábrica que tengo". Hoy todo está mediado, y la idea de tener una fábrica física es ridícula. Pero la idea de "tener éxito" sigue intacta: empezar con nada y llegar a ser un empresario exitoso.
Al igual que confesó Andy en su programa, me considero una persona sin ideas de negocio. Mi mente simplemente no está formateada para eso. No se me ocurren ideas. Si se me ocurre alguna es para descubrir, cinco minutos después, que ya fue implementada por otro. Confieso que toda esta locura de buscar ideas de negocio empezó con la presión de mi novia, que me insistía -me insiste- que hay que ser independiente para no sufrir del desempleo ni el estar a merced de un jefe que te deje ir de vacaciones o de viaje o ambas. Que hay que tener dinero, mucho dinero, para tener hijos. Hay que tener camioneta y empleada doméstica. Si no, no se puede. Y en parte tiene razón. No quiero ser un dependiente toda mi vida.
Tengo 29 años y lo único que hice en mi vida adulta fue trabajar de periodista y estudiar en la universidad. No he dado ningún paso hacia la "independencia financiera". Entonces, en este clima exitista, ¿qué nos queda a nosotros, los que tenemos las bombillas apagadas? ¿Quedamos fuera de la fiesta? ¿Será verdad que es imposible ser feliz si no sos independiente? La verdad es que esta situación me pone tenso, me alarma, me hace verme al borde de un abismo: nunca se me ocurrirá nada y siempre seré dependiente e infeliz.
Otra cosa más. Creo que la ideología neoliberal postindustrial tiene necesidad de contarnos historias de éxito porque, justamente, cada vez son más excepcionales. Así como nos dicen explícitamente que con una computadora y tus ideas te podés comer el mundo, también nos dicen, implícitamente, que cada vez es más difícil "llegar". Vaya, si no hay demasiado que descifrar: ¿cuántos "emprendedores" del Tercer Mundo conocen? ¿Cuántos millonarios de internet andan por ahí que no hayan nacido en Estados Unidos? ¿No es demasiada casualidad que casi todas las "historias de éxito" de las que leemos ocurran en el Primer Mundo? No sé, capaz que soy un looser, o capaz que vivo en un mundo cruel y voraz...
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