domingo, septiembre 28, 2008

Me gusta la decadencia de Tel Aviv

Por primera vez desde que me vine a vivir (febrero de 2006), recién al regreso de un viaje a Estados Unidos hace menos de una semana sentí que Tel Aviv es mi casa. Por primera vez sentí de verdad la doble pertenencia: la uruguaya y la israelí (¿o debería decir "telavivit"?). Por primera vez fue "volver a casa".

Inmediatamente tras mi regreso, volvió la rutina, la querida rutina; el tráfico de la ciudad, el pisar terreno conocido.

Pero lo que más valoro de esta ciudad es, curiosamente, su parecido con Montevideo. Como reacción instintiva, dirán: "¿Estás loco?". Pero yo diré: ¿quieren comparar entre Montevideo y Nueva York y entre Montevideo y Tel Aviv? Pues hagámoslo: no vi, en los pocos y turísticos días que estuve en la Gran Manzana, ni un céntimo de la hermosa decadencia de Tel Aviv, que se resignifica en mi cabeza con proyecciones hacia Montevideo. Las calles sucias, los edificios bajos y en ruinas, la sensación de saberse en la periferia... todo eso me resulta familiar, es donde crecí y lo que me gusta, y aunque antes de viajar a EE.UU. no lo sabía, ahora lo sé: Tel Aviv me lo da.



Tel Aviv: ciudad-barrio. Fuente de la foto.

También me da un pedazo de tercer mundo (la ciudad tiene incontables demostraciones de eso) y el olorcito -que no el sabor- del subdesarrollo. Llegar a casa pisando baldosas rotas y no césped cortado en la mañana me generó un extraño placer sucio.

Claro que lo que sigue siendo muy diferente (y muy poco disfrutable) es la gente. En el aeropuerto tenía que hacer un trámite sin las valijas, y le insinué a un flaco si me las podía vichar por un par de minutos. Su respuesta: "Yo no le cuido cosas a nadie". "Bienvenido a Israel, Ontono", me dije. La gente sigue siendo tan agresiva como siempre, y los precios... uh, los precios, siguen estando tan agresivos como siempre, también. Y los que te tratan de cagar, siempre saliéndote de atrás de la oreja...

Pero pese a todo acá están los amigos, la libertad y la independencia personales, los tiempos propios, la vida en pareja y casita. El vino suelto, la ruta diaria. Iosi el mecánico (que en lugar de calendarios Feyvi tiene calendarios de motos, pero en el resto es como si estuviera en Propios y 8 de octubre). El hebreo, que es mucho más fácil que el inglés.

Esta es mi casa: la provincia cosmopolita.

sábado, septiembre 27, 2008

Mi remera con captador de wireless

Mi amiga Graciela de MezclaAzul dejaba hace un tiempo un margen de duda respecto a mi compra. "Según mi amigo Celegiqui de Cyblioteca, se compró esta remera...", decía.

No le contesté hasta hoy porque tuve que ir hasta Estados Unidos a buscarla... como de todas formas iba a viajar, quise ahorrarme los pesos del envío.

Pero aquí estoy, semicontento con mi nueva adquisición.


¿Por qué digo semicontento? Bueno, contento por el hecho más mundano de que me compré una pilcha nueva, y eso siempre alegra. Pero además, porque la probé y, como pueden ver en la foto, ¡funciona! Todavía no me ha tocado tener que ir a un lugar donde no sé si hay wireless o no y saber que la voy a necesitar (a internet y a la remera), pero hasta ahora en casa me funcionó, tanto en USA como acá.

Lo de semi viene porque la remera es muy incómoda. Si te gusta mucho la idea de usarla y querés ser cool, bueno, te la bancás. Pero si lo que priorizás es la comodidad, entonces estás en un problema.

¿Por qué? Hay varios puntos:

  1. El detector de wireless es alimentado por tres pilas. Más allá de que puede consumir mucho dinero, las pilas van en una cajita de plástico que se acomoda en un bolsillo cosido en la parte inferior de la remera. Todo esto convierte a la remera en una prenda muy pesada de llevar.
  2. La cajita negra de las pilas conecta con el detector a través de un cable. Ese cable, cubierto por una tela, te recorre todo el abdomen y el tórax. Me imagino que después de llevarla algunos minutos, te acostumbrás (todavía no salí a la calle con ella), pero la primera sensación es desagradable.
  3. La "pantalla" del detector es un plástico duro que se sostiene a la remera mediante una especie de velcro. Esto hace que el detector no esté plena y naturalmente integrado a la remera; cuando te ven de costado, se nota que mientras la tela se amolda a la forma de tu cuerpo, la pantallita se mantiene derecha, independiente, despegándose sus puntas de la tela.
  4. Para lavarla hay que desconectar todo, lo cual aprendí a hacer después de un muy detallado estudio y de leer las instrucciones de ThinkGeek, que no incluyen imágenes.

Así que ahora ya sabés, esta remera es muy cool, pero tenés que saber que para ser cool no sólo tenés que pagar un precio bastante alto en dinero (30 dólares más envío, más las pilas), sino también en comodidad.

miércoles, septiembre 24, 2008

Acabo de regresar

Éste es el motivo de mi disculpa:



Sí, estuve en Nueva York, de paseo familiar, y contrariamente a lo que había planificado, no tuve tiempo de postear durante el viaje.

Repasaré las fotos y me acordaré de las cosas que me llamaron la atención, para poder postearlas.

martes, septiembre 09, 2008

Muebles y accesorios para el hombre que vive solo

No hay cosa que nos satisfaga más a los hombres que nos entiendan. A las mujeres también. Pero yo soy hombre, y por lo tanto me identifico con los intereses del género.

Los diseñadores industriales suizos Valentin Engler, Marius Morger y Daniel Grolimund también forman parte del género, pero además tienen la grandeza de contribuir con la necesidad de los hombres de sentirnos comprendidos.

Estos tres muchachos crearon, en el marco de su trabajo final de la carrera, ocho productos, entre muebles y accesorios, para el hombre que vive solo, o en su idioma, "Der Alleinwohner".

Según explican en el sitio de su proyecto, estos ocho productos son el resultado de 68 ideas originales, cuyo disparador fue el dato de que en una de cada cuatro casas de la Suiza urbana reside un hombre solo.

El resultado es sorprendente, porque puede aplicarse a los deseos y necesidades de cualquier hombre, no sólo el que vive solo.



A mi juicio, el mejor de los productos es el de las manijas para los platos, que permite comer en el sofá cómodamente: no hay nada que adoremos más que ver un buen partido de fútbol comiendo pizza y sin tener que "hacer la mesa"... Bueno, en realidad sí: no tener que limpiar el sofá de migas después de ver el partido.

Pero hay más productos por descubrir y admirar. Ustedes juzgarán.

lunes, septiembre 08, 2008

La dependencia de mi ordenador

Por poco menos de cinco minutos me vi obligado a usar la computadora de una compañera de trabajo, porque se llevaron la mía a hacerle una "limpieza de ruido".
La experiencia fue escalofriante; me había movido dos metros de mi lugar habitual, pero ¡cómo había cambiado el mundo! Primero que nada, estaba en la posición opuesta, es decir, mirando hacia el norte en lugar de mirar hacia el sur (como me siento habitualmente).
Pero eso no es nada. Lo verdaderamente escalofriante empezó cuando quise usar la computadora. El teclado era más duro y la pantalla, levemente inclinada hacia abajo. Y esto es todavía la introducción...
Lo primero que quise hacer fue abrir el MSN. No lo encontré; sólo encontré la versión webmessenger. Y cuando quise empezar a trabajar... ¿Dónde están todos mis marcadores! ¿Y mis complementos de Firefox? Estoy acostumbrado a dar clic a los mismos botones en forma casi diaria, ya casi puedo hacerlo con los ojos cerrados, ¡y de repente veo una barra gris vacía, sin la toolbar de StumbleUpon ni la de Triond! ¡Sin los iconitos de Autorneto, Rimemos, Hotmail, Blogger, FlickR, Wikipedia, Real Academia Española, Facebook, Deezer, La Vanguardia ni Meneame! Eso significaba que debería ir a cada uno de ellos tipeando la dirección.
Tampoco estaba la barra de búsqueda de Google (lo que significaba que si quería ir a buscar algo, tenía que entrar a la página del buscador) ni los botoncitos de Delicious.
Ya me imaginaba yo sufriendo aquel calvario, cuando todavía no sabía si el arreglo del ordenador iba a llevar cinco minutos, un día o una semana. Afortunadamente, triunfó la primera opción, pero la historia me enseñó cuán dependiente soy del ordenador físico.
Cada vez surgen más sitios que permiten desprenderse de esa noción de "fijación" de la computadora, permitiendo al usuario hacer todo online. Ok. Pero en definitiva, uno tiene ordenada visualmente la computadora de la manera en que más cómoda le resulta, y eso no se puede, por ahora, tener online.

martes, septiembre 02, 2008

Genética contra el envejecimiento y por la inmortalidad

Hace unos días leía en La Vanguardia una entrevista a Peter Watson, historiador de las ideas, quien afirmaba que estamos viviendo una época "poco interesante" en materia de inventos. Confiando en mi memoria (La Vanguardia reserva su archivo para el servicio pago), recuerdo que Watson argumentó que hace 100 años la gente estaba hablando del invento del automóvil, la bombita eléctrica, el teléfono, las vacunas y otros cambios revolucionarios más. La edad de Watson (62), creo, influye en su afirmación.


Imagen tomada del blog de Macip

Hoy leo otra entrevista de La Vanguardia, en la que el investigador en Medicina y Cirugía Salvador Macip revela que se están haciendo descubrimientos sorprendentes en materia de genética (¡qué novedad! ¿no?). La cuestión es que lo que sugiere Macip -y también la periodista- es que la genética podría servir para que el hombre llegue a ser inmortal, una idea que hasta el día de hoy pertenece a la ciencia ficción, pero que, estoy convencido, podría volverse realidad.

Teniendo los conocimientos que tenemos (me refiero a la humanidad), la idea ya no parece tan complicada: simplemente habría que encontrar una forma de hacer que las células se repongan continuamente, sustituyendo a las muertas. Macip sugiere que no estaríamos tan lejos de eso. Y entonces, ¿realmente estamos en una época "poco interesante"?

La estupidez del día del blog

La cosa empezó fea esta semana: el domingo, nadie hablaba de otra cosa que no fuera el "blogday" o el "día del blog". Y no hay cosa que me enferme más que estas cosas.


Fuente

Me llevó unos días darme cuenta. Iba scrolleando por el Google Reader y veía por todos lados "feliz día del blog" y sus formas derivadas, y me preguntaba: "¿pero otra vez? ¿No fue ya?". Y ahora, un par de días después, tras haberlo masticado en la ducha y en el baño, caí en la cuenta: lo que había leído algunos meses atrás era "día del blogger".

¿Pero qué les pasa muchachos? Me pregunto quién habrá inventado estos días. La persona que lo hizo tiene que estar muy mal, y peor están quienes suscriben a ese "día conmemorativo". ¿Qué pretenden demostrar con esto? ¿Realmente creen que la blogósfera es tan importante como para crear el día del blog? ¿Y por qué no creamos el "día del chocolatín" también? Total...

Algunos tipos han puesto las cosas en orden, como Fernando Tellado. Pero dejémonos ya de pavadas y no tratemos de sobrelegitimar algo que es nada más ni nada menos que una herramienta. ¿O existe el "día del diario", o el "día de la televisión"?